En la obra de Andres Oppenheimer que lleva este título, el autor propone como las 5 grandes claves para desarrollar innovación en América Latina impulsar una cultura de la innovación, reorientar la educación a ese fin, modificar las leyes que la inhiben, estimular la inversión en innovación y, por último, globalizarla.
Luego de repasar algunos números que resultan reveladores del brutal rezago que nuestros países presentan en el lanzamiento de nuevos productos y servicios, y el mejoramiento de procesos, frente a países industrializados, Oppenheimer se hace las preguntas correctas para intentar encontrar los factores que en las economías de los países industrializados apoyan la generación constante y de alto impacto económico de la innovación.
Sin embargo, a pesar de que reiteradamente la obra reconoce en los derechos de propiedad intelectual el rol predominante que la economía del conocimiento les ha asignado desde hace dos décadas, la ecuación a la que el autor arriba no acaba de identificar al sistema de patentes como detonador de innovación, sino como simple culminación o receptáculo de derechos empresariales que el Estado debe garantizar por medio de leyes eficaces. En ese punto, la propuesta de la obra se queda corta, al no identificar los resortes que el manejo adecuado de los sistemas de propiedad intelectual detonan para el progreso de las sociedades. Cuando Oppenheimer señala los números que China o Corea del Sur están alcanzando en nuevas solicitudes de patente, parece solamente estar demostrando el resultado de los cambios propiciados en “otros ámbitos”, ignorando que el propio entorno de propiedad intelectual genera su propio “ecosistema de innovación”.

El sistema de patentes, en realidad, representa el nodo en el que se conectan los diferentes brazos del progreso tecnológico; por una parte, los recursos que el Estado dispone a favor de inventores locales y empresas de base tecnológica que requieren recursos económicos y, por el otro, consejería experta para llevar adelante sus proyectos. La obra no cuestiona como puede una pyme latinoamericana invertir más de 500 mil dólares en gestionar una sola patente a nivel mundial sin contar con apoyos. Por otra parte, en las claves para la innovación se olvida el papel trascendental de la información tecnológica del sistema de patentes, que es un revulsivo esencial en la conformación de un proyecto que pretenda impulsar innovación acelerada.
La propuesta de Oppenheimer para desarrollar nuevos Jobs o Gates latinoamericanos que lideren la formación de empresas prósperas es sugerente, pero va a contracorriente de la tendencia mundial de que son los equipos interdisciplinarios, enfocados en la innovación los que, a través de pequeños avances, van construyendo las rutas hacia la conformación de posiciones hegemónicas en los mercados. Aún con estas carencias, “Crear o Morir” es de lectura necesaria; o más aún, reflexionar sobre el camino de la innovación como el más urgente para el despegue regional, es asignatura obligada.
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