Este concepto tan de moda estos años recientes está implementado en la mayoría de las economías del mundo y representa una herramienta muy útil en llevar las ideas y los proyectos a buen puerto.
Se define como la capacidad de crear, manejar y ejecutar determinados proyectos.
Todos tenemos en la cabeza ideas que pueden convertirse en una empresa si se lleva a cabo un proceso ordenado de investigación e implementación.

Cada proyecto puede enfocarse en un producto o un servicio.
Hay dos caminos para identificar un proyecto potencial:
- Identificar una necesidad no satisfecha actualmente en los consumidores o diseñar un producto o servicio inexistente actualmente y que podría tener demanda de la población en un futuro.
- Identificado el producto o servicio, se pasa a la etapa de diseño, análisis del mercado, costeo y estrategias de comercialización.
Aquí se elabora un plan de negocios para medir los recursos necesarios y los riesgos y rendimientos de la inversión.
Existen incontables organizaciones que apoyan a los emprendedores en todas las etapas de desarrollo de un proyecto: diseño, finanzas, asesoría, coinversión, comercialización, mercadotecnia, desarrollo de tecnología etc.



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